Como cada año ya se han programado los nombres de los fenómenos atmosféricos que desde ahora hasta finales de noviembre azotarán la región tropical con los más variados y violentos huracanes que solo dejan destrucción y muerte a su paso por las islas caribeñas.
Ya con los nombres de los fenómenos tropicales elegidos solo nos queda esperar que los vaticinios no se cumplan y que todo sean intensas vaguadas que vienen preñadas de agua beneficiosa para los cultivos y apaciguar la sed de los humanos que no poseen facilidades de acueductos.
Los fenómenos tropicales se producen con más frecuencia desde julio. Se esperan acontecimientos de los vientos tropicales arrasando con tantas viviendas construidas indebidamente a la vera de las carreteras y dejando a la intemperie a sus moradores que pierden sus escasos ajuares y se recuestan de los gobiernos electoralistas para que los rescate de sus miserias.
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Desde aquel legendario ciclón de San Zenón el país se ha visto azotado periódicamente por la furia de los vientos y aparte de las grandes crecientes de ríos, arroyos y cañadas, el agua desbordada provoca destrozos que cuesta tiempo repararlos cuando los pobres moradores con viviendas situadas en zonas prohibidas que las autoridades complacientes permiten, por aquello de ganancia electoral para las futuras elecciones, representa una asistencia que obligan a un gasto exagerado del presupuesto nacional.
Dicen que el agua paga sus daños pero cuando se trata del paso de huracanes otras son las consideraciones por los destrozos donde zonas enteras del país se ven agobiadas por la tragedia con la gente viviendo a la intemperie hasta que poco a poco las autoridades en sus afanes proselitistas, que lo llevan incrustado en los tuétanos, acuden con el aporte de los ajuares y materiales de construcción para rehacer sus humildes viviendas en las zonas prohibidas en que las autoridades nunca hacen cumplir las leyes.
Como siempre las predicciones auguran una activa temporada ciclónica y ya con los nombres elegidos de antemano para esos fenómenos se debe esperar el desarrollo de los acontecimientos, que para el país se tienen experiencias de un David hasta un Flora o un George arrasando con cultivos y viviendas y llevándose los ajuares de cientos de construcciones en zonas prohibidas, bajo la aceptación complaciente de las autoridades que no levantan un dedo para impedir esas flagrantes violaciones de las leyes..
El cambio climático ha hecho de la región caribeña una región inestable, sujeta a esos fenómenos que antes tardaban años en repetirse y ahora cada año se espera cualquier alteración de ese comportamiento llenando de angustias a los pobres que se ven premiados por la indolencia de las autoridades, como las que permitieron que las gentes construyeran debajo del puente de la 17 con severos daños por la falta de mantenimiento, imposible de llevarlo a cabo por las viviendas debajo.
Aquellas escuelas-refugios, que se construyeron a raíz del huracán David, ya son historia por su deterioro actual, impidiendo su uso en caso de los fenómenos tan frecuentes en la hermosa costa de Barahona. Aquella vez, en 1979, la tragedia arrasó con toda la región y dejó muy maltrechos a sus habitantes, que de nuevo apelaron a la generosidad del Gobierno para obtener nuevas viviendas, escuelas, clínicas y ajuares para sus casas.
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