De mal en peor, ahora con grupos antibandas

La escalada de violencia a cargo de grupos urbanos con agudo acento criminal, se hace ver con un real aumento de matones de nueva especie en las calles de Puerto Príncipe: las denominadas bandas del desastre haitiano han generado adversarios equiparables de la vida civil con poder de fuego y lanzados al ojo por ojo y diente por diente a enfrentarlas con novísimos recursos letales similares que confirman que como, tierra de nadie, hacia a Haití sigue fluyendo ilegalmente material bélico de fabricación estadounidense mayormente. Con el naciente agrupamiento de acciones directas emerge una duplicación del caos y la violencia fratricida. Reafirma algo más: las fuerzas regulares y el refuerzo externo a base de soldados kenianos y de otras nacionalidades ahora estarían más abrumadoramente superados por sus enemigos. Es un cuadrilátero de sangre y odio para un pugilato sin arbitraje local ni de organismos internacionales de los que suelen intervenir mundialmente para fines humanitarios si los contendientes no son negros.

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Acarralada, la única administración estatal haitiana solo sirve para nexos diplomáticos, discursos y declaraciones de principio para consumo externo sin utilidad en el territorio que arde por los cuatro costados. Ahora es cuando menos puede predecirse cuando ese ámbito adyacente al país saldría a camino. Ahora es también cuando más exacerbadas estarán las causas de que una parte numerosa de la vecina demografía en desgracia fluya con toda su fuerza hacia el lado oriental de la isla común. En el ensombrecido panorama tomaría cuerpo además una legión de mercenarios con notables antecedentes internacionales de echar pleitos en suelo ajeno sin miramientos ni empachos para producir bajas que para eso le pagan sin importar quién. El clavo caliente del que, entre bastidores, la autoridad haitiana, o lo que queda de ella, se agarra desesperada. Juega con fuego al acentuar la proliferación irregular de tropeles paramilitares sin compromisos institucionales ni patrióticos. Peligoso llenado del vacío causado por la renuencia de la comunidad internacional a dar un paso al frente por la paz en el cercano lado de la isla Hipaniola.

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