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Mujeres y finanzas en República Dominicana: un largo camino hacia la inclusión

La idea de este reportaje nació como consecuencia de muchas investigaciones; de una conversación aparentemente casual y cotidiana. Era una mañana calurosa en Santo Domingo y, como suele pasar cuando dos periodistas se juntan después de una cobertura, la conversación no se detuvo ahí. El tema derivó hacia las brechas económicas, el costo de la vida y los desafíos de planificar un futuro financiero, con especial énfasis en las mujeres.

Una de ellas comentó su deseo de ahorrar para, en unos años, poder financiar un apartamento. La otra, madre de dos hijas y divorciada, respondió con una frase que marcaría el rumbo del diálogo: “Cuando eres madre y estás divorciada, la cosa se pone peor”. Y lo decía con conocimiento de causa.

Había intentado acceder a un préstamo hipotecario, pero su estado civil se convirtió en un obstáculo inesperado. Aunque tenía ingresos estables y un proyecto claro, las exigencias de la entidad financiera fueron mayores que para otros perfiles. El hecho de ser mujer, jefa de hogar y sin un cónyuge que figurara como codeudor pesó más de lo que debería.

Aquel intercambio dejó al descubierto una pregunta mayor: ¿cuántas mujeres dominicanas enfrentan trabas similares al interactuar con el sistema financiero? ¿Qué sucede cuando se es emprendedora informal, madre soltera, trabajadora rural o simplemente una mujer sin historial bancario?

En la República Dominicana, el acceso a servicios financieros ha avanzado en las últimas décadas, pero no de forma equitativa. A pesar de representar más del 50 % de la población, las mujeres siguen enfrentando múltiples barreras para acceder a productos como cuentas bancarias, créditos, seguros o financiamiento para sus emprendimientos. 

En este contexto, este reportaje explora el largo camino hacia la inclusión financiera femenina en República Dominicana, a través de entrevistas con personas expertas, representantes del sistema bancario y, sobre todo, mujeres que enfrentan día a día estas barreras en la búsqueda de su independencia económica.

A pesar de los avances en inclusión financiera en las últimas décadas, las mujeres continúan enfrentando barreras significativas para acceder a servicios financieros formales. Según datos del Banco Central y la Superintendencia de Bancos, apenas un 45 % de las mujeres en edad productiva están formalmente bancarizadas, en comparación con un 60 % de los hombres. Esta brecha se acentúa aún más en zonas rurales y entre mujeres con menores niveles educativos.

Además, el acceso al crédito formal para mujeres empresarias o que buscan financiamiento personal es limitado. Informes recientes muestran que solo un 20% de los préstamos bancarios para vivienda o negocios están dirigidos a mujeres, mientras que la mayoría accede a productos financieros a través de cooperativas o programas estatales como Consejo Nacional de Promoción y Apoyo a la Micro, Pequeña y Mediana Empresa (Promipyme).

A eso se suma que las mujeres aún invierten menos que los hombres en instrumentos financieros como la bolsa de valores: en República Dominicana, solo el 32% de las cuentas de corretaje pertenecen a mujeres, un dato que resalta la necesidad de seguir trabajando hacia una verdadera equidad financiera.

Esta desigualdad no solo limita el desarrollo económico de las mujeres, sino que también afecta directamente el bienestar de sus familias y comunidades. Estudios demuestran que cuando las mujeres tienen acceso a servicios financieros, incrementan su capacidad para invertir en educación, salud y mejorar su calidad de vida, contribuyendo a la reducción de la pobreza y la violencia de género.

Barreras específicas: Tasas de interés más altas y desigualdad en el crédito

Aunque la bancarización femenina ha avanzado en República Dominicana, las mujeres enfrentan todavía obstáculos significativos al buscar financiamiento formal. Un aspecto clave es la disparidad en las tasas de interés que se les aplica en comparación con los hombres, aun cuando presentan un buen perfil crediticio.

Según el Informe de situación macroeconómica – Datos desagregados por sexo marzo 2025 (Edición Especial) del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (Mepyd) basado en datos de la Superintendencia de Bancos (SB), las mujeres dominicanas pagan tasas de interés más altas que los hombres en los tres principales tipos de créditos: hipotecarios, comerciales y de consumo.

“La tasa de interés activa promedio ponderada por sexo evidencia una tendencia al alza en los últimos tres años, con tasas más altas para las mujeres en comparación con los hombres. En diciembre de 2024, la tasa de interés a acreedores femeninos fue de 20.66 %, mientras q u e la tasa de acreedores masculinos se ubicó en 20.43 %, lo que representa una brecha de 0.23 p.p., la más baja del periodo analizado”, indica el citado informe publicado en marzo del 2025. 

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Agrega que aunque esta brecha se ha reducido progresivamente desde el año 2022, la persistencia de tasas de interés más altas para las mujeres “sugiere posibles  diferencias en el perfil de riesgo percibido por las instituciones financieras o en las condiciones de los créditos otorgados.”

Esta diferencia no puede explicarse por mayores niveles de morosidad, ya que las mujeres suelen presentar un menor índice de impago (1.41 % frente a 2.04 % de los hombres). Además, la brecha tampoco está relacionada con la naturaleza de las actividades económicas o el tipo de garantía, dado que muchas mujeres se dedican a sectores con activos duraderos que deberían reducir el riesgo financiero.

Esta desigualdad se acentúa en ciertas regiones, particularmente en provincias de la zona fronteriza como Santiago Rodríguez y Bahoruco, donde las tasas para mujeres pueden ser hasta 5.7 puntos porcentuales más altas que para los hombres, lo que implica un costo adicional significativo al momento de acceder al crédito.

Este fenómeno pone en evidencia la persistencia de sesgos estructurales y discriminación de género dentro del sistema financiero formal, que limita la capacidad de las mujeres para invertir en vivienda, negocios o consumo productivo, afectando no solo su desarrollo económico individual sino también el crecimiento inclusivo del país.

Las mujeres son “buena paga”, pero se les cobra tasas de interés más altas que a los hombres 

Según el informe de la Superintendencia de Bancos, las mujeres representan el 49 % de los 2.2 millones de deudores únicos del sistema financiero, pero concentran solo el 33 % del monto total adeudado, lo que indica una diferencia significativa en la cantidad de deuda promedio entre ambos géneros. 

Además, según los datos disponibles en el portal de estadísticas del Sistema de Información del Mercado Bancario Dominicano (SIMBAD), demuestran que las mujeres exhiben un índice de morosidad de 1.41%, inferior al de sus pares masculinos, con 2.04 %. Sin embargo, enfrentan mayores obstáculos para acceder a créditos de mayor monto. Por ejemplo, en los créditos de consumo, la deuda promedio de las mujeres sigue siendo significativamente menor que la de los hombres. 

Estas disparidades se reflejan también en las tasas de interés aplicadas, donde las mujeres enfrentan intereses más altos que los hombres, a pesar de ser consideradas «buenas pagadoras».

Además, el levantamiento señala que la solicitud de requisitos adicionales para acceder a productos financieros no parece ser un factor que obstaculice el proceso de contratación de productos, ya que solo el 16% de las mujeres consultadas indican haber cumplido con un proceso de presentación de documentación y trámite distinto.

Estas estadísticas subrayan la necesidad urgente de políticas públicas que promuevan la equidad de género en el acceso al crédito y eliminen las barreras que enfrentan las mujeres en el sistema financiero dominicano.

Imagen generada con IA por: Christian Hernández
Imagen generada con IA por: Christian Hernández

Testimonios para ilustrar realidades: La batalla de Mariela por un crédito hipotecario

El acceso de las mujeres a servicios financieros en República Dominicana sigue enfrentando retos importantes, muchas veces invisibilizados, que van desde la discriminación abierta hasta barreras implícitas en las reglas del sistema. A continuación, dos voces que ilustran estos obstáculos y la perseverancia para superarlos.

Mariela (nombre ficticio) comenzó su relación con el sistema financiero a los 18 años, cuando entró a su primer empleo formal en el año 2000 y pudo abrir cuentas de ahorro y crédito. Sin embargo, tras su divorcio, enfrentó un proceso lleno de trabas para obtener financiamiento para un apartamento.

Como ella misma relata, el mayor obstáculo fue cuando una persona en la entidad financiera le recomendó “que identifique un proyecto de bajo costo y solicite un bono del Estado; sería muy difícil para ti sola, madre de dos niñas y divorciada, acceder al crédito que necesitas”. A pesar de aclarar que esto era una forma de discriminación, la respuesta fue que tenía “preaprobada una línea de crédito de 800 mil pesos para un vehículo”, pero la experiencia la dejó frustrada y con “la culpa no me dejó dormir por varias noches”.

Mariela comparó su experiencia con la de un amigo hombre, quien sin empleo fijo y con menos ahorro pudo comprar un inmueble en una zona privilegiada sin mayores requisitos, evidenciando el sesgo de género en el acceso al crédito. Para obtener financiamiento, tuvo que recurrir a múltiples estrategias: conseguir un mejor empleo, vender su vehículo, reducir gastos y fortalecer su historial crediticio. Este proceso tomó más de tres años, hasta que finalmente pudo comprar el apartamento.

Para ella, “facilitar el acceso a crédito para las mujeres mejora la calidad de vida de toda la familia y de sus comunidades”, y llama a una reflexión profunda en el sistema financiero para romper con las barreras de género que persisten.

La lucha de Ana para conseguir un alquiler

Por otro lado, Ana (nombre ficticio) enfrentó una discriminación diferente, pero igualmente dolorosa: el rechazo para alquilar un apartamento debido a su estado civil de madre soltera. Ella cuenta que “una mujer soltera con hijos es difícil, por más que tengas las referencias, te solicitan tantas referencias y documentación como si lo fueras a comprar”. Cuando le negaron el alquiler por ser madre soltera, sintió que “lidiar con un divorcio, depresión postparto y tener que iniciar en un nuevo hogar es difícil, entonces eso hace que uno se presione más”.

La desesperación la llevó a presentar un documento legal firmado por su mejor amigo para aparentar que eran pareja, aunque reconoció que fue una decisión difícil porque “estaba mintiendo, pero lamentablemente tenía la responsabilidad de ser cabeza de familia”. Finalmente, logró el contrato, pero esta experiencia revela cómo la discriminación por estado civil afecta el acceso a la vivienda, un derecho básico.

Ana también percibe desigualdad en el acceso a servicios financieros: “La mujer gana menos que un hombre y posee menos beneficios, incluyendo el seguro médico, cobertura, etc.” Aunque no le han negado créditos formalmente, considera que “te piden más documentación” y que las cooperativas son más utilizadas por mujeres que los bancos, debido a las barreras que enfrentan.

Respecto a las herramientas digitales, Ana confiesa que no genera confianza y que prefiere métodos más tradicionales, reflejando otra brecha en la inclusión financiera femenina.

Estas historias son un reflejo del camino que muchas mujeres dominicanas recorren para lograr su inclusión financiera. Desde la discriminación por género y estado civil hasta las barreras burocráticas y culturales, el acceso a productos y servicios financieros aún presenta grandes desafíos.

Sin embargo, como Mariela y Ana evidencian, la lucha y la resiliencia son constantes. Su experiencia demuestra la necesidad de reformar el sistema financiero hacia la equidad, eliminar prejuicios y facilitar el acceso a créditos y servicios que contribuyan al desarrollo personal y familiar de las mujeres, con beneficios que se extienden a toda la sociedad.

Políticas públicas para la inclusión financiera femenina: Perspectivas desde la Superintendencia de Bancos (SB)

La Superintendencia de Bancos ha implementado un marco regulatorio diseñado para facilitar la inclusión financiera femenina, mediante una entrevista concedida al Periódico Hoy, Yulianna Ramón, subgerente de Regulación e Innovación de la institución reguladora compartió el enfoque y las acciones públicas que se están implementando para mejorar el acceso de las mujeres a servicios financieros formales en la República Dominicana.

En la República Dominicana, la inclusión financiera de las mujeres ha mejorado, con un crecimiento significativo en créditos otorgados a personas físicas, donde “casi la mitad de estos créditos están dirigidos a mujeres”. Sin embargo, Yulianna Ramón destaca que “todavía existen brechas importantes, especialmente en zonas rurales y entre mujeres de bajos ingresos”, debido a factores como la falta de documentación formal y escasa educación financiera. Estas desigualdades estructurales limitan el acceso a servicios financieros, subrayando la necesidad de una regulación inclusiva y políticas públicas que respondan a estas barreras.

 Yuliana Ramón. Fuente externa.
Yuliana Ramón. Fuente externa.

Según indica Ramón, desde la SB “hemos flexibilizado la regulación para promover productos financieros accesibles, como las cuentas básicas de ahorro que permiten la inclusión sin requerimientos excesivos”. 

Para asegurar que los productos financieros sean inclusivos, la SB elabora “informes de conocimiento donde presentamos las iniciativas que las entidades implementan para promover la equidad de género dentro de sus organizaciones y el diseño de productos y servicios dedicado específicamente para las usuarias”. Así se fomenta el diseño y promoción de “productos responsables” adecuados al perfil de las mujeres, evitando altos riesgos de endeudamiento y asegurando transparencia conforme al instructivo de Protección al Usuario.

El apoyo gubernamental a través de políticas públicas, como el programa “Mujeres Súper Emprendedoras” de Supérate, que incluye acompañamiento y capacitación, así como líneas de crédito específicas y la Certificación Mipymes Mujer, constituyen un respaldo vital para las mujeres emprendedoras. Además, el financiamiento internacional de organismos como BID Lab y IFC incentiva a las instituciones financieras a ofrecer productos favorables para mujeres en sectores como el microcrédito.

Entre las medidas que séalo están la simplificación del proceso de apertura de cuentas mediante la debida diligencia electrónica y el uso del onboarding digital, además de la actualización del Reglamento de Subagentes Bancarios para incorporar modalidades móviles y digitales, expandiendo el alcance en zonas rurales. Estas innovaciones reducen barreras y promueven el acceso formal de mujeres al sistema financiero.

Asimismo, informó que para ampliar el financiamiento formal a mujeres emprendedoras, la Superintendencia apoya iniciativas como el piloto del WE Finance Code, que “fomenta la recopilación de datos desagregados por género para diseñar productos financieros que respondan mejor a las necesidades de las mujeres”. Además, se promueven procesos simplificados y programas de capacitación financiera, junto con incentivos gubernamentales para facilitar líneas de crédito preferenciales. Ramón enfatizó que “es fundamental que el crédito llegue a las mujeres de forma justa y adaptada, para que puedan impulsar sus negocios y lograr autonomía económica”.

Inclusión en zonas rurales y comunidades vulnerables

La titularidad limitada de activos y la poca educación financiera son obstáculos críticos para las mujeres rurales. En respuesta, la Superintendencia actualizó el Reglamento de Subagentes Bancarios “para incluir modalidades móviles y digitales, ampliando el acceso a servicios financieros en zonas desiertas bancarias”. También implementa programas de alfabetización digital y financiera, reconociendo que “la educación es clave para que las mujeres aprovechen las herramientas digitales y puedan manejar sus finanzas de forma segura”.

Al consultarle  sobre las iniciativas sobre  innovación y digitalización financiera con enfoque de género, la funcionaria del sector financiero explicó que la digitalización financiera es una herramienta clave para superar la exclusión. Ramón señala que “la adopción de billeteras electrónicas y plataformas móviles abre oportunidades que antes no estaban al alcance de muchas mujeres, especialmente en zonas remotas”.  

Ramón invitó a las mujeres no bancarizadas a “aprovechar las oportunidades del sistema financiero formal para mejorar su autonomía y calidad de vida”, bajo un marco regulatorio que evoluciona para ser más accesible y justo.

Finalmente, afirmó que la Superintendencia reafirma día a día su compromiso con la inclusión financiera femenina mediante una serie de acciones estratégicas. Entre ellas se destacan la ampliación de programas de educación financiera dirigidos a mujeres, la promoción de datos desagregados por sexo —incluyendo información sobre deudores individuales y Mipymes lideradas por mujeres, gracias a iniciativas como el WE Finance Code—, y el impulso al diseño de productos financieros más flexibles y adaptados a las necesidades de emprendedoras. Además, la institución trabaja en colaboración con la Comisión de Inclusión Financiera y otras entidades para implementar la Estrategia Nacional de Inclusión Financiera (ENIF), priorizando un enfoque sensible al género. 

También se realiza un análisis constante sobre la presencia y calidad de puntos de acceso bancario en zonas rurales y subatendidas, se publican periódicamente informes sobre inclusión financiera de género, y se participa en redes internacionales como la Alianza para la Inclusión Financiera (AFI), de la cual la SB es miembro desde 2021. Como parte de sus planes futuros, la Superintendencia lanzará un Ranking de Inclusión en el sector bancario dominicano, con el objetivo de incentivar a las entidades financieras a ofrecer productos más accesibles e inclusivos.

Perspectiva de un economista: Juan Ariel Jiménez sobre inclusión financiera y desarrollo sostenible

Juan Ariel Jiménez, economista y exministro de Economía, Planificación y Desarrollo, ofrece una mirada integral sobre la importancia de la inclusión financiera de las mujeres en el desarrollo económico de la República Dominicana.

Para Jiménez, integrar a las mujeres en el sistema financiero formal no solo tiene un impacto social, sino que también impulsa el crecimiento económico sostenible. Señaló que la participación activa de las mujeres en el sector empresarial y financiero contribuye a diversificar la economía, aumentar la productividad y reducir la pobreza.

El economista considera que el acceso a servicios financieros ha mostrado avances, aunque persisten brechas de género que deben atenderse desde una política pública con enfoque diferenciado.

“Según la Encuesta Nacional de Inclusión y Educación Financiera 2024, que recientemente publicó el Banco Central, las mujeres y los hombres tienen similar acceso a productos financieros. De hecho, el 58.5% de los hombres evidencia tener al menos un producto financiero, mientras que en el caso de las mujeres, 51.6%, o sea que es más o menos similar. Sin embargo, lo que dicha encuesta refleja es que el crecimiento en inclusión financiera ha sido mayor en los hombres que en las mujeres, puesto que comparando la encuesta de 2023 con la encuesta de 2019, los hombres aumentaron 6.3 puntos porcentuales, mientras que el aumento de las mujeres es 1.6 puntos porcentuales”.

A juicio del economista, el origen de esta brecha está directamente vinculado con las desigualdades en el acceso al mercado laboral: “Lamentablemente, en nuestro país todavía no se crean suficientes puestos de trabajo para las mujeres, y eso se evidencia en que gran parte del desempleo que existe en República Dominicana es desempleo de mujeres.

Agrega que  “otro elemento fundamental es la difícil situación que tienen las madres solteras, el poder cumplir con sus responsabilidades de madre, con todo lo relacionado a administración del hogar, con tener que salir a trabajar, y eso es uno de los grandes retos que tiene la República Dominicana, de cómo facilitar que las madres solteras puedan tener un trabajo y al mismo tiempo que puedan dejar a sus hijos en un buen cuidado”.

En cuanto a la administración financiera, Jiménez destaca un comportamiento diferenciado en términos de ahorro, el también académico señala que “de forma curiosa, se evidencia que las mujeres tienen una mayor cultura del ahorro. De hecho, la encuesta nacional de educación y de inclusión del Banco Central muestra que el 52.7% de las mujeres tiene al menos una cuenta de ahorro, mientras que en el caso de los hombres es 47.3%, o sea que se ve una ligera tendencia de las mujeres a ahorrar más que los hombres”.

Sobre el emprendimiento femenino, subraya la importancia de facilitar el acceso a crédito como vía para mejorar las condiciones de vida: “poder facilitar que las mujeres accedan a productos financieros y que de hecho puedan tomar préstamos para emprender su negocio es algo que tiene un gran impacto en mejorar las condiciones de vida de la familia y en superar la pobreza. 

“De hecho, justamente muchas organizaciones que se dedican al financiamiento de emprendedores y microfinanzas han priorizado el dar acceso a las mujeres, puesto que hay evidencias internacionales de que tiende a tener mayor impacto cuando el crédito se le otorga a la mujer que al hombre. Es mayor el crecimiento económico y la creación de empleos y también es mayor el beneficio que reciben las familias cuando es la mujer jefa del hogar y también es jefa de una unidad económica”, sostuvo. 

No obstante, en las zonas rurales, persisten barreras importantes: “hay un elemento fundamental y es el acceso al crédito en la zona rural, sobre todo en lo relacionado a crédito para el desarrollo de actividades agropecuarias. Lamentablemente las mujeres enfrentan muchas dificultades a la hora de financiar sus negocios agropecuarios, en muchos casos por discriminación, en otros casos por no disponer de los suficientes contactos, y en algunos casos también por mayores dificultades para tener su registro de título que sirva como garantía para tomar el préstamo”, afirmó Jiménez. 

Esta reflexión coincide con las informaciones emitidas por el Banco Agrícola (Bagrícola) que reportó “en marzo del presente año que, entre el 16 de agosto de 2020 y el 31 de diciembre de 2024, se otorgaron 23,941 préstamos a mujeres, lo que representa apenas el 21.1% del total de 113,611 créditos concedidos en ese período. Sin embargo, en términos de montos, la desigualdad es más preocupante, debido a que del total formalizado, solo RD$12,124,388,418 fueron destinados a mujeres, equivalente a un 8.2%.

Finalmente, el economista  propone una visión estructural y con perspectiva de género para cerrar estas brechas existentes.  “Todo lo anterior demuestra que necesitamos una estrategia de inclusión financiera con perspectiva de género, una que incorpore las dificultades y los retos particulares que tienen las mujeres, sobre todo en acceso al mercado laboral, lo cual es fundamental para generar ingresos, pero también con el acceso al crédito para desarrollar sus propios negocios”, puntualizó.

El exministro resaltó la importancia de diseñar políticas públicas con enfoque de género que fomenten la formalización, faciliten el acceso a financiamiento flexible, promuevan la educación financiera y apoyen la digitalización de las mipymes lideradas por mujeres.

“El emprendimiento femenino puede ser muy rentable, puede ser sostenible, pero eso requiere de que se tenga una política pública decidida de financiar a las mujeres que desarrollen su propio negocio, pero además complementar eso con asistencia técnica, con capacitación, con búsqueda de clientes, y con que sean suplidores del Estado. Yo entiendo que debería tenerse una meta de un porcentaje importante de las compras del Estado que sea destinado a empresas lideradas por mujeres”, agregó.

La mirada desde la auditoría y la gestión financiera: María Angélica Haza, auditora general del Banco Popular 

Para hablar de finanzas, economía y servicios financieros con enfoque de género, es vital incluir en la conversación a un sector clave: la banca. Por eso, luego de varias solicitudes a diversas entidades financieras, conversamos con María Angélica Haza, auditora general del Banco Popular y del Grupo Popular, para conocer su visión sobre los avances y desafíos en la inclusión financiera de las mujeres en la República Dominicana.

En su visita al Periódico Hoy, la ejecutiva bancaria aportó una visión clave desde la gestión interna y la auditoría para garantizar que las estrategias de inclusión financiera sean sólidas, sostenibles y efectivas.

La inclusión financiera de las mujeres en la República Dominicana ha dado pasos significativos en los últimos años, y el Banco Popular ha sido protagonista en ese proceso. Según explicó Haza,  “el banco ha logrado impactar positivamente a cerca de 280,000 clientas, tanto en créditos personales como empresariales, con un total de más de RD$83,000 millones en créditos colocados a mujeres”. Hoy, casi la mitad de la clientela del banco 48% son mujeres, y más del 51% de las cuentas de ahorro están a su nombre.

Este compromiso con la equidad no se limita al ámbito externo, afirmando que  “la institución bancaria cuenta con un 60 % de su fuerza laboral, que es femenina, y un 52 % ocupando posiciones gerenciales y directivas. Es decir, que el Banco Popular tiene rostro de mujer, podemos decir”, afirmó Haza. Esta visión integral de género fue reconocida con el “Sello Igualando RD”, en categoría oro, por parte del Ministerio de la Mujer y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en 2023.

Con iniciativas como Emprende Mujer, Ruta Mujer y la Academia Finanzas con Propósito, la ejecutiva dijo que el banco ha buscado reducir barreras estructurales como el acceso limitado a capital, el bajo conocimiento financiero y la falta de redes de apoyo. Estas plataformas combinan “productos financieros con capacitaciones y acompañamiento psicológico” y llegan tanto a zonas urbanas como rurales, donde las mujeres enfrentan desafíos adicionales como “falta de infraestructura financiera y acceso limitado a internet”.

María Angelica. Foto: Félix Rojas
María Angélica Haza durante la entrevista realizada en la redacción. Foto: Félix Rojas

La digitalización también ha jugado un papel clave. Haza explica que en 2024, “contábamos con más de 1.6 millones de usuarios en nuestros canales digitales, de los cuales el 45.5% son mujeres. La App Popular y la Cuenta Digital han facilitado la bancarización, especialmente en comunidades remotas”, aseguró. 

Además de brindar acceso, la entidad  ha detectado patrones positivos en el comportamiento financiero femenino. “El banco ha identificado un mayor énfasis en el ahorro por parte de las mujeres… lo que muestra un interés por mejorar la planificación y el control financiero de los hogares en áreas clave del día a día”.

Para Haza, que cuenta con una licenciatura en Filosofía y Matemáticas, con una concentración en Economía por Wellesley College y una maestría en Finanzas Internacionales en Brandeis University,cerrar la brecha financiera de género exige continuar “con la educación financiera, aumentar el acceso a servicios bancarios en zonas rurales, y seguir desarrollando productos financieros adaptados a las necesidades de las mujeres”. También considera clave “seguir promoviendo la inclusión en posiciones de liderazgo en el sector financiero”.

En cuanto a los desafíos en la inclusión financiera, es equilibrar la apertura a nuevos segmentos con la gestión prudente del riesgo. María Angélica indicó que las mujeres dominicanas enfrentan varias barreras para acceder a créditos y otros servicios bancarios, como limitaciones en su conocimiento financiero, falta de acceso a capital y a redes de apoyo empresarial, especialmente en áreas rurales. Sin embargo, “el Banco Popular ha implementado programas de educación financiera gratuitos, así como productos y canales diseñados específicamente para superar estas barreras. Por ejemplo, contamos con una red de 2,473 Subagente Popular, un canal de servicio que facilita la inclusión financiera y la bancarización en amplias localidades del país.”

“Trabajamos para adaptar los modelos de evaluación de riesgos, incorporando nuevas variables que reflejen la realidad del sector femenino, como historial de pagos alternativos y garantías no convencionales, siempre bajo el principio de la sostenibilidad financiera.», agregó.

Finalmente, hizo un llamado a las mujeres dominicanas a  “que se acerquen a las instituciones financieras, como el Banco Popular, que están comprometidas con ofrecer productos adaptados a sus necesidades y así incrementar el acceso a herramientas que les permitan mejorar su educación financiera, emprender y lograr sus objetivos económicos y el de sus familias. Así alcanzarán el bienestar personal y familiar que tanto anhelan”.

Voz de las mujeres emprendedoras

Para saber la posición de las mujeres emprendedoras, conversamos con Amarilys Durán, abogada, MBA en Derecho Tributario y Legislación Fiscal, segunda vicepresidenta de Confederación Dominicana de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa (CODOPYME) y expresidenta de la Federación de Mujeres Empresarias (FEM), compartió  su visión sobre el acceso de las mujeres emprendedoras al sistema financiero en República Dominicana, sus desafíos y avances.

Según Amarilys, el acceso de las mujeres empresarias al financiamiento ha crecido significativamente en los últimos años, gracias al impulso de políticas públicas y al reconocimiento del sector bancario sobre la confiabilidad crediticia femenina. 

“Las estadísticas evidencian un salto notable: el crédito otorgado a mujeres pasó de RD$99,341 millones en 2014 a RD$352,508 millones proyectados para 2024. Actualmente, hay más de 34,000 empresas lideradas por mujeres registradas en la Cámara de Comercio y Producción de Santo Domingo, con un 52.6 % de Mipymes.

Amarilys destaca que las principales barreras están vinculadas a la formalización de los negocios, el cumplimiento de requisitos legales y fiscales, y la dificultad para cumplir con las garantías colaterales que exigen las entidades financieras, especialmente las inmobiliarias. Además, la digitalización y adaptación tecnológica son retos críticos para mejorar la competitividad y acceso al financiamiento.

A pesar de los avances, la empresaria reconoce que persisten obstáculos, como la falta de historial crediticio significativo y la ausencia de garantías inmobiliarias para muchas mujeres. Además, existen sesgos de género en la evaluación crediticia, con mayor cautela y tasas de interés más altas para préstamos otorgados a mujeres. Estos prejuicios se reflejan también en la necesidad constante de capacitación para fortalecer la confianza del sector financiero en el liderazgo femenino.

“Entendemos que, debido a las rígidas regulaciones del sistema financiero dominicano, el mayor desafío que enfrentan las mujeres,  lo representa en primer lugar, vencer el miedo a  la formalización de los negocios, lograr su formalización en cumplimiento y  las garantías colaterales y, además, la digitalización de las empresas que demanda el mercado para el mayor alcance y competitividad”, afirmó.

Agregó que “las estadísticas demuestran que las solicitudes de préstamos a cargo de mujeres, presentan más riesgos debido a lo bajo de los montos que pueden tener acceso y en los cuales las tasas de interés son más altas en comparación con altos montos en préstamos otorgados a hombres y con garantías sólidas que cumplen con los requerimientos del sistema financiero.”

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Amarilys Durán durante una entrevista en el Hoy.

La lideresa empresarial puntualizó, además,  que el conocimiento en finanzas, manejo de costos y cumplimiento fiscal es vital para la sostenibilidad de las empresas dirigidas por mujeres. En este sentido, Amarilys resaltó que la educación financiera contribuye a optimizar recursos y abrir oportunidades, especialmente para poder vender al Estado y expandir sus negocios.

“El país ha avanzado en la implementación de programas públicos y privados que apoyan a las mipymes femeninas, como capacitaciones para exportar de Prodominicana, programas de venta al Estado de la Dirección General de Contrataciones Públicas, y alianzas entre bancos y asociaciones de mujeres empresarias para ofrecer capacitación y financiamiento”, indicó. 

En cuanto al acceso en las zonas rurales asegura que , “los principales retos incluyen la falta de servicios básicos, la violencia de género, y barreras culturales”, enfatizando que la educación y el empoderamiento son fundamentales para superar estas dificultades. 

Amarilys visualiza un futuro con un ecosistema emprendedor femenino fortalecido, basado en voluntad política, inclusión real y reducción de sesgos de género. Sueña con una mayor equidad económica, digitalización generalizada y educación emprendedora desde las escuelas, que permita a las mujeres expandir sus negocios y acceder a productos financieros adecuados.

«El acceso al crédito es como subir una montaña; requiere preparación, determinación y valentía para vencer el miedo cultural al ‘no puedo’. Formalicen sus negocios, organícense, asesórese y enfóquense en crecer. Confíen en su liderazgo y no permitan que un ‘no’ cierre la puerta a un ‘sí’ que puede definir su futuro», puntualizó la también abogada, aseguró. 

Hacia una banca con rostro de mujer

Durante gran parte del siglo XX, las mujeres en América Latina —y en particular en la República Dominicana— estuvieron sistemáticamente marginadas del sistema financiero formal. Hasta las décadas de 1970 y 1980, el acceso a cuentas bancarias, créditos o propiedades a nombre propio les estaba, en muchos casos, restringido. Fue en ese período cuando comenzaron a producirse transformaciones significativas, impulsadas por cambios sociales, reformas legales y el auge del microcrédito. 

Las mujeres, tradicionalmente confinadas a roles domésticos, empezaron a organizarse, emprender y exigir acceso a herramientas financieras. Aunque hoy se reconocen avances importantes en términos de inclusión, persisten profundas brechas de género vinculadas al acceso al financiamiento, a la educación financiera y a la representación en espacios de liderazgo del sector bancario. Esta evolución histórica demuestra que la equidad financiera va más allá de los productos bancarios: es una cuestión de justicia social.

Este recorrido por las voces de líderes y lideresas del sector financiero, desde sector público, organismos internacionales hasta las bancarias dominicanas, confirma una realidad innegable: la inclusión financiera con perspectiva de género ya no es una opción, sino una necesidad impostergable para el desarrollo sostenible del país.

Las mujeres dominicanas han demostrado una capacidad transformadora en sus hogares, comunidades y empresas. Sin embargo, persisten brechas estructurales que limitan su pleno acceso a productos y servicios financieros. Superar esas barreras requiere un enfoque sistémico, multisectorial y sensible a las realidades sociales, económicas y territoriales de las mujeres.

La Asociación de Bancos Múltiples de República Dominicana (ABA) destacó recientemente que el crédito otorgado a mujeres aumentó significativamente durante la última década: pasó de RD$99,341 millones en 2014 a RD$352,508 millones al cierre del año 2024. Este crecimiento sostenido del 255% durante la última década supera al registrado por los hombres (12.3%), lo cual ha mejorado su participación en el crédito bancario del 35.1% en 2014 al 37.7% en 2024.

Sin embargo, la ABA también reconoció que persisten barreras estructurales que limitan la inclusión financiera y el desarrollo productivo de las mujeres dominicanas a pesar del progreso logrado durante la última década.

La buena noticia es que ya existen políticas, productos y programas que están haciendo una diferencia tangible. Desde los microcréditos y la educación financiera hasta las plataformas digitales y las redes de mentoría, la inclusión financiera se está volviendo más accesible, más justa y más estratégica.

Según las recomendaciones de las personas expertas entrevistadas, lo que sigue es profundizar. Profundizar en la inversión en educación financiera para niñas y mujeres. Profundizar en el diseño de productos adaptados a sus ciclos de vida, sus responsabilidades y sus aspiraciones. Profundizar en la generación de datos desagregados por género y en el compromiso institucional con la equidad.

También se hace necesario visibilizar y fortalecer el liderazgo femenino en las estructuras financieras, en los equipos de diseño de políticas, en las juntas directivas, en los comités de riesgo. Porque solo así la banca podrá reflejar verdaderamente la diversidad y el talento de la sociedad que sirve.

A continuación desde el Periódico Hoy se comparten varios estudios e informes que contrastan los datos incluidos en este trabajo especial:

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